sexta-feira, 18 de dezembro de 2015

La lección de los pobres


Una niña refugiada de República Centroafricana espera a ser atendida en el centro de Salud del campo de Maingama (al sur de Chad). / MARIBEL MARÍN

Chad, uno de los países más depauperados del mundo, pone a Europa ante el espejo: tiene 13 millones de habitantes y acoge a más de 645.000 desplazados por la guerra

ELPAIS

Hay un país en África cuya población está en condiciones de dar una lección de humanidad a Occidente. No es demagogia, es pura estadística. Ese país sin salida al mar es uno de los más pobres del mundo, en ese país la esperanza de vida es de 51 años, en ese país solo la mitad de la población tiene acceso al agua potable y más de tres millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria. Y, pese a todo, ese país de 13 millones de habitantes, lastrado por la corrupción, el terrorismo de Boko Haram y la caída del precio del petróleo, comparte de forma silenciosa sus escasos recursos con más de 645.000 desplazados que huyen o han huido de la guerra en las naciones vecinas. Ese país es Chad, tiene el mismo presidente, Idriss Déby, desde 1990 y, como noveno Estado del mundo con más migrantes dentro de sus fronteras, ha asistido como el hermano pobre al regateo de 120.000 asilados protagonizado por la próspera Europa en nombre de sus 500 millones de ciudadanos.
"Somos conscientes de la situación en otras partes del mundo, pero estamos muy necesitados de ayuda. Chad no puede contener solo esta situación", dice Mahamat Ali Hassane, gobernador del Moyen-Chari, una de las regiones que más refugiados y repatriados acoge porel conflicto de la República Centroafricana y que EL PAÍS ha visitado invitado por Oxfam Intermón y ECHO, la oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea.
Tras una sucesión de guerras, invasiones y dictaduras, la que fue colonia francesa hasta 1960 —hoy en el puesto 184º de 187 del índice de desarrollo humano de Naciones Unidas— ha vivido en los últimos años la frágil estabilidad propia de un Estado fallido, seriamente amenazada además por el polvorín bélico que le circunda desde hace décadas y la crisis migratoria que lleva aparejada. No hay uno solo de los puntos cardinales de sus fronteras ajeno al fenómeno, porque no hay una sola de sus fronteras libre de conflicto.
En el norte, la pesadilla libia y la batalla por los recursos y el tráfico de armas; en el sur, los sanguinarios combates entre las milicias cristianas anti-Balaka y las musulmanas Séléka en la República Centroafricana, en las que se vieron implicados soldados chadianos, supuestamente encargados de contribuir a estabilizar la guerra y acusados en 2014 de atizarla al ponerse de parte de los rebeldes musulmanes; en el oeste, el terrorismo de Boko Haram que ha traspasado Nigeria para adentrarse en Camerún y el lago Chad, y en el este, sin tocar la línea fronteriza y pasado lo peor del conflicto racial entre árabes y negros en Sudán, Sudán del Sur, que trata de salir de la guerra civil.


sábado, 12 de dezembro de 2015

¿Lograremos la fotosíntesis artificial?


Científicos e ingenieros creen que esta tecnología desbancará definitivamente a los derivados del petróleo. Los últimos avances en este campo apuntan a que podemos llegar a hacerlo incluso mejor que las propias plantas

ELPAIS

Una hoja artificial hecha de silicio, níquel y cobalto e inspirada en una planta china (Anemone vitifolia) que produce energía cuando recibe la luz solar. Ese fue el original invento que, en 2011, presentó Daniel Nocera, reputado investigador del MIT (Massachusetts Institute of Technology), y que levantó gran expectación en la comunidad científica. Pero el proyecto no cuajó, y el prototipo del que se hacía eco la prestigiosa revista Science se ha quedado en nada. Pese a sus esfuerzos, Nocera no consiguió copiar a las plantas la receta secreta para desarrollar una tecnología comercialmente viable y eficiente que produzca energía almacenable a partir de rayos de sol, agua y una bocanada de dióxido de carbono.
Es imposible recrear con todo detalle las sofisticadas estructuras fotosintéticas naturales"
Y es que en lo que a eficiencia energética se refiere, la naturaleza nos lleva una gran ventaja. Después de todo, ha tenido miles de millones de años para perfeccionar el proceso que le permite capturar la luz y almacenarla como una energía química útil a través de la fotosíntesis. "Cuando intentamos copiar estos procesos en el laboratorio usamos sistemas mucho más escuetos que contienen solo las partes esenciales del proceso, porque es imposible recrear con todo detalle las sofisticadas estructuras fotosintéticas naturales", admiteLisa M. Utschig, bioquímica del Laboratorio Nacional Argonne. Y sabe bien de lo que habla. Lleva más de dos décadas estudiando el proceso y asegura que, en los intentos de copiar la fotosíntesis en el laboratorio, "es posible que estemos omitiendo algo que emplea la naturaleza para que el proceso sea eficiente".
"A veces no sabemos qué piezas son esenciales para copiar la fotosíntesis hasta que las probamos, lo que hace que los experimentos sean más desafiantes, pero también que estemos ante un divertido misterio que resolver", añade. Con esta actitud detectivesca, Utschig no para de buscar pistas, y sus últimas pesquisas apuntan a que la clave puede estar en los intercambios moleculares.
Para entender a qué se enfrentan los investigadores hay que tener en cuenta que la principal diferencia entre la fotosíntesis natural y la artificial es que mientras las plantas, algas y bacterias captan la luz solar y la almacenan en forma de azúcares que consumen las células, en el laboratorio la energía se almacena en moléculas de hidrógeno. "Esto es importante porque el hidrógeno es un combustible limpio, que cuando se quema solo genera agua, y puede ser almacenado", aclara Utshig.

Lisa M. Utschig, bioquímica del Laboratorio Nacional Argonne.
En su último experimento, Utschig y sus colegas han combinado tres elementos: una proteína extraída de las espinacas, un fotosintetizador que absorbe la luz y un catalizador que produce una molécula de hidrógeno. Cuando el sistema se ilumina, el fotosintetizador emite dos electrones que, después de atravesar la proteína, llegan al catalizador, que es el que genera hidrógeno. Lo que el equipo de Utschig ha hecho es observar con técnicas espectroscopía óptica y de resonancia paramagnética este movimiento de los electrones de un modo que no se había observado antes. Una vez que no lo analicen sabrán dónde se pierde eficiencia y podrán perfeccionar el proceso para lograr que la fotosíntesis artificial sea una realidad.
122 millones de dólares invertidos en el Joint Center for Artificial Photosynthesis (JCAP) y ocho equipos de investigadores dedicados en exclusiva a desarrollar la fotosíntesis artificial dan la idea de que Estados Unidos apuesta de lleno por este futuro energético. Uno de esos equipos está liderado por el físico y matemático John Gregorie, cuya misión es que el conocimiento científico sobre la fotosíntesis se convierta en "innovación real". "Capturar la luz eficientemente, llevar a cabo reacciones catalíticas para obtener hidrógeno y separar el combustible para su extracción sencilla son tres procesos desafiantes que están más que conseguidos por separado en el laboratorio", asegura Gregorie.
Y aunque todos necesitan mejoras, a su entender "el mayor reto actual de los ingenieros consiste en combinar los tres en un solo dispositivo que cumpla el doble requisito de eficiencia y durabilidad". En el JCAP tienen ya un prototipo que, según sus propias palabras, "produce hidrógeno con una eficiencia que excede a la de la fotosíntesis natural". El reto de Gregorie y su equipo ahora es "establecer métodos que permitan testar nuevos materiales y nuevos conceptos rápidamente en los dispositivos, para acelerar el ciclo de desarrollo tecnológico de varios años a solo unos meses".
EE UU ha invertido 122 millones de dólares y ocho equipos de investigadores a desarrollar la fotosíntesis artificial
Parece que el final del camino empieza a vislumbrarse. Lograr la fotosíntesis artificial revolucionaría el campo de las energías renovables porque ofrece "la capacidad única de generar todo el combustible líquido que necesitamos sin carbono", reflexiona Gregorie. Pero sustituir los combustibles fósiles por luz de sol implica mucho más que reducir la emisión de gases a la atmósfera, con el consiguiente beneficio para el clima. "La luz solar no es geopolítica y es gratis para todos", afirma con esperanza Utschig. Gregorie coincide en este enfoque, pero a la vez advierte que hay que ponerse a trabajar de inmediato en una estrategia de desarrollo conjunta entre científicos, ingenieros y políticos. "Desarrollar una infraestructura revolucionaria para esta nueva forma de energía no es cuestión de años sino de décadas, y exigirá además una evolución en políticas energéticas", reflexiona.


sábado, 21 de fevereiro de 2015

Massacre de Nanquim





Corpos das vítimas do massacre no rio Qinhuai com um soldado japonês ao lado

O Massacre de Nanquim, também conhecido como o Estupro de Nanquim, foi um episódio de assassinato em massa e estupros em massa cometidos por tropas do Império do Japão contra a cidade de Nanquim, na China, durante a Segunda Guerra Sino-Japonesa, na Segunda Guerra Mundial. O massacre ocorreu durante um período de seis semanas a partir de 13 de dezembro de 1937, o dia em que os japoneses tomaram Nanquim, que na época era a capital chinesa.

http://pt.wikipedia.org/wiki/Massacre_de_Nanquim

Durante este período, dezenas de milhares, se não centenas de milhares de civis chineses e combatentes desarmados foram mortos por soldados do Exército Imperial Japonês.7 8 Estupros e saques também ocorreram.9 10 Vários dos principais perpetradores das atrocidades, na altura rotulados como crime de guerra, mais tarde foram julgados e considerados culpados pelo Tribunal Militar Internacional para o Extremo Oriente e pelo Tribunal de Crimes de Guerra de Nanquim, e foram executados. Outro autor chave, o príncipe Asaka, um membro da Família Imperial, escapou acusação da por ter imunidade, que foi anteriormente concedida pelos Aliados.
O número de mortos no massacre não pode ser estimado com precisão porque a maioria dos registros militares japoneses sobre os assassinatos foram deliberadamente destruídos ou mantidos em segredo logo após a rendição do Japão, em 1945. O Tribunal Militar Internacional para o Extremo Oriente estimou, em 1948, que mais de 200 mil chineses foram mortos no incidente.11 A estimativa oficial da China é de mais de 300 mil mortos, com base na avaliação do Tribunal de Crimes de Guerra de Nanquim em 1947. O número de mortos tem sido ativamente contestado entre os estudiosos desde a década de 1980, com estimativas que variam de 40 mil a mais de 300 mil seres humanos mortos.3 12
O evento continua a ser uma questão política controversa, já que vários dos seus aspectos foram contestados por alguns revisionistas históricos e japoneses nacionalistas,8 que alegam que o massacre foi exagerada ou totalmente fabricado para fins de propaganda.13 14 15 Como resultado dos esforços nacionalistas para negar ou racionalizar os crimes de guerra, a controvérsia em torno do massacre continua a ser um obstáculo nas relações sino-japonesas, bem como nas relações japonesas com outras nações da Ásia-Pacífico, como Coreia do Sul e do Filipinas.


 Iwane Matsui entra com suas tropas em Nanquim.



Embora o governo japonês admita que os assassinatos de um grande número de não-combatentes, saques e outras violências cometidas pelo Exército Imperial Japonês depois da queda de Nanquim;16 17 Japoneses veteranos que serviram em Nanquim naquela época, confirmaram que um massacre ocorreu, mas uma presente minoria tanto no governo quanto na sociedade japonesa tem argumentado que o número de mortos era de natureza militar e que tais crimes de guerra nunca ocorreram. A negação do massacre (e um conjunto divergente de revisionismos dos assassinatos) tornou-se um ponto importante do nacionalismo japonês. No Japão, a opinião pública dos massacres varia e poucos negam a ocorrência total do massacre.18 No entanto, as tentativas recorrentes de negacionistas de promover uma história revisionista do incidente criaram uma polêmica que repercute periodicamente na mídia internacional, em particular na China, na Coreia do Sul e em outros países do Leste Asiático.19


 Civis chineses sendo enterrados vivos por soldados japoneses durante o Massacre de Nanquim, na Segunda Guerra Sino-Japonesa


   
 Foto tirada em Xuzhou, mostrando o corpo de uma mulher profanado como descrito pelo missionário John Magee.



O início
Em 7 de julho de 1937, o exército imperial japonês inicia a execução de estratégias para conquistar Nanquim. Ao início de agosto de 1937, a marinha imperial japonesa está posicionada na costa e inicia sucessivos disparos de canhões à costa chinesa, dando início ao desembarque do exército imperial japonês comandado pelo Chefe da Casa marechal Kotohito Kan'in. O desembarque do exército imperial japonês é constante até o final de agosto de 1937, estruturando nove unidades de infantaria e duas unidades de artilharia na costa chinesa, que marcham em direção a cidade de Xangai sobre forte bombardeio aéreo. Em um único fronte, conquistam as proximidades de Xangai ao final de outubro de 1937, dando início a batalha final para conquistar Xangai, que termina após quatro meses de combate. Xangai é conquistada ao final de novembro de 1937. Então, o exército imperial japonês inicia e estrutura dois frontes, um ao norte e outro ao sul de Nanquim. Dividindo-se em duas companhias, o exército imperial japonês está a 300 km de Nanquim.
A defesa de Nanquim
O exército chinês e civis batem em retirada em direção a capital Nanquim após violenta derrota em Xangai. E adotam a tática de destruição de recursos e estruturas que possam ajudar o exército imperial japonês a se reestruturar para ganhar força e marchar em direção a Nanquim. O exército chinês estrutura um novo fronte que se divide em três companhias, a primeira ao norte, a segunda ao sul e a terceira ao leste de Nanquim, belicamente inferiores ao exército imperial japonês. Contando somente com apoio terrestre precariamente estruturado, iniciam os combates a 300 quilómetros de Nanquim.
A terceira companhia ao leste de Nanquim inicia o combate ao exército imperial japonês atacando a companhia do norte, a companhia comandada pelo general Matsui com seis unidades de infantaria e uma unidade de artilharia. A companhia chinesa ao leste é vencida pela companhia do norte do exército imperial japonês que marcha em direção a sua posição ao norte de Nanquim. Belicamente superior à companhia do sul, abre dois frontes ao norte de Nanquim contra a primeira companhia do exército chinês ao norte.
A segunda companhia ao sul inicia os combates contra a companhia do exército imperial japonês ao sul comandada pelo general Yanagawa Heisuke, ambas as companhias chinesas são derrotadas e obrigadas a recuar para a cidade de Nanquim, em tentativa de abrir nova resistência ao fronte de duas companhias japonesas que se dividem em três. A terceira companhia comandada pelo general Nakajima Kesago juntamente com as outras duas atacam em 5 de dezembro de 1937 aos arredores das muralhas da cidade de Nanquim ao leste, dando início a uma batalha que dura até a tomada da cidade em 13 de dezembro de 1937.
O general Tang Shengzhi
O general Tang Shengzhi, responsável pelas tropas chinesas, recebe a dura missão de defender Nanquim, suas tropas sofreram duras baixas contra o exército imperial japonês na cidade de Xangai destruída pelo exército imperial japonês e seus habitantes foram capturados e mortos brutalmente.
O exército chinês, sob o comando do general Tang Shengzhi, se ilha na cidade de Nanquim. O general Chen Cheng e o líder político e militar Chiang Kai-shek, juntamente planejam a retirada de tropas de elite, alegando que as tropas serão liquidadas desnecessariamente.
O general Tang Shengzhi declara publicamente que irá manter o fronte contra as tropas do exército imperial japonês e irá morrer na cidade de Nanquim juntamente com seu exército e civis. Recruta então 100.000 novos soldados na cidade, muitos deles não possuem experiência ou treinamento militar. O general Tang Shengzhi fica ilhado na cidade sem apoio terrestre ou aéreo, suas tropas estão sem comunicação e seus recursos bélicos sofrem constantes perdas, provocando inúmeras desistências ao serviço militar e pânico entre os civis.
O líder político e militar Chiang Kai-shek e o general Chen Cheng se retiram da cidade de Nanquim juntamente com as tropas de elite, sob fortes e constantes bombardeios da força aérea imperial japonesa.
A cidade de Nanquim sofre constantes bombardeios aéreos e está cercada por 9 unidades de infantaria e 2 unidades de artilharia do exército imperial japonês, o príncipe tenente general Asaka Yasuhiko ordena o assalto final a cidade de Nanquim. Todas as unidades de infantaria do exército imperial japonês atacam simultaneamente a cidade de Nanquim liquidando o exército chinês e civis sob a ordem do príncipe tenente general Asaka Yasuhiko, que teria ordenado matar todos os prisioneiros de guerra imediatamente. Homens, mulheres e crianças foram barbaramente mortos em 13 de dezembro de 1937 durante e após o assalto do exército imperial japonês.
O massacre
Em 13 de dezembro de 1937, o príncipe tenente general Asaka Yasuhiko ordenou o exército imperial japonês a tomar de assalto a cidade de Nanquim com nove unidades de infantaria, executando todos os prisioneiros de guerra.
O exército imperial japonês toma de assalto a cidade de Nanquim com uma fúria homicida, as ruas estão repletas de civis em sua maioria, juntamente com soldados chineses em resistência desorganizada e em retirada. Civis e soldados chineses são fuzilados nas ruas por soldados japoneses que buscam neutralizar a resistência de civis e militares. O exército imperial japonês obtém o controle total da cidade de Nanquim em poucas horas do início do assalto e inicia a organização de prisioneiros de guerra, militares e civis de forma furiosa, homicida e organizada. Militares e civis são separados, o exército imperial japonês organiza o controle da cidade de Nanquim de forma brutal e homicida.
Os militares que sobreviveram ao assalto do exército imperial japonês são identificados entre os civis e separados, todos os soldados chineses capturados foram torturados, depois fuzilados, enforcados ou decapitados, sofrendo uma morte brutal, uma carnificina humana. Os civis sofrem com a fúria homicida do assalto a cidade de Nanquim pelo exército imperial japonês, homens, mulheres, crianças e idosos são mortos brutalmente nas ruas de Nanquim antes da organização civil da cidade. Após o início da organização civil, os civis são separados por sexo e idade. Homens, mulheres e crianças são procuradas pelo exército imperial japonês nas ruas, nas casas, nos templos, muitos fugiram da organização civil. Mulheres e crianças se refugiaram em templos na cidade de Nanquim inutilmente, as ordens superiores são aplicadas nas ruas, nas casas, em templos pelos soldados japoneses. Milhares de civis são fuzilados logo após a organização civil, um número desconhecido (sabe-se que eram centenas) de pessoas entre mulheres, homens e adolescentes são levados para uma pedreira onde havia uma imensa cratera. Os soldados japoneses obrigaram os civis chineses a se aglomerarem na cratera, minutos depois cercam a cratera portando metralhadoras e fuzis e abrem fogo contra os civis. Muitos sobrevivem e agonizam na cratera, superiores ordenam os soldados a procurarem por sobreviventes na cratera e executá-los, após a execução de centenas de pessoas o exército imperial japonês continua a executar civis.

Os soldados japoneses sob o comando do general Iwane Matsui realizaram a partir de dezembro de 1937 um efeito-demonstração que converteu-se numa das maiores atrocidades da história contemporânea - o "estupro de Nanquin" (Nanjing Datsusha). A guerra conduzida pelo império do sol nascente assumiu formas repugnantes.
Com a tomada de Nanquim, o massacre tornou-se uma disciplina esportiva e forma de divertimento: os soldados japoneses disputavam a rapidez e eficiência na decapitação dos prisioneiros. A desumanização do inimigo alcançou uma dimensão bastante rara quando ao invés de utilizar animais, as vivissecções passaram a ser praticadas nos civis e militares chineses. Os prisioneiros eram também usados como alvo vivo dos soldados japoneses nos exercícios de assalto com baionetas.
A desumanização também atinge as mulheres e adolescentes, os soldados japoneses buscam por mulheres e adolescentes, nas casas nas ruas, nos templos para praticar estupros coletivos e individuais com mulheres e adolescentes chinesas. Adolescentes e mulheres são arrastadas pelas ruas e colocadas em caminhões. Os soldados japoneses enfrentavam a resistência de suas mães com brutalidade, socos, tapas, pontapés até tomar as adolescentes pelos braços, pernas e arrastá-las até os caminhões para serem escravas sexuais dos soldados e oficiais do exército imperial japonês na cidade de Nanquim e em outras localidades.
O massacre dura até fevereiro de 1938, inúmeras atrocidades foram cometidas pelo exército imperial japonês na cidade de Nanquim. O governo japonês nega muitos fatos e relatos em documentos oficiais chineses. Muitas das informações sobre o massacre de Nanquim, que são de livre acesso ao público, são fornecidas por ONGs e instituições não governamentais, que disponibilizam materiais fotográficos e documentos oficiais do governo da China com o conhecimento de autoridades chinesas.
De 150 a 300 mil pessoas foram executadas nas mais atrozes condições (mulheres estupradas, homens torturados, crianças enterradas vivas). A cidade foi saqueada e incendiada. O massacre de Nanquim seria o único crime de guerra a ser tratado em separado pelo Tribunal de Tóquio. O general Iwane Matsui foi condenado à morte por não ter impedido a carnificina cometida pelas tropas que comandava.
O estupro de Nanquim
Mulheres de conforto (em japonês: 慰安婦, transl. ianfu) ou mulheres de conforto militar (japonês: 従軍慰安婦, transl. jūgun-ianfu) é um eufemismo para mulheres que praticavam (ou eram forçadas a praticar) sexo em bordéis militares em países ocupados pelo Japão durante a Segunda Guerra Mundial. Existem diferentes teorias sobre o lugar de origem das mulheres revigorantes. De acordo com o professor Hirofumi Hayashi da Universidade Kanto Gakuin, a maioria das mulheres eram da Coreia e China. Outras vinham das Filipinas, Taiwan, Tailândia, Vietnã, Singapura, Índias Orientais Holandesas, e outros países e regiões ocupados pelo Japão.
De acordo com o Professor Yoshiaki Yoshimi da Universidade Chuo, existiam cerca de 2.000 centros aonde algo em torno de 200.000 mulheres coreanas, filipinas, taiwanesas, birmanesas, indonésias, holandesas, australianas e algumas japonesas eram forçadas a manter relações sexuais com os militares do Exército Imperial.
A descoberta de documentos dos arquivos militares permitiu estabelecer a responsabilidade do exército na organização do "tráfico" de 200 mil mulheres asiáticas, em sua maioria coreanas, destinadas aos bordéis militares do exército imperial entre o final da década de 30 e a derrota, em 1945, obrigando o governo a reconhecer os fatos em 1992. A partir de então, as vítimas exigem indenizações do Estado japonês, que se recusa a considerá-las, argumentando que a questão das indenizações de guerra já foi resolvida. Entretanto, foi criada uma fundação para ajudar as vítimas.
Negação do massacre
O Revisionismo do Massacre de Nanquim é uma teoria revisionista defendida parcialmente por alguns historiadores e pelo governo japonês.
De acordo com estas teorias, as fotografias das atrocidades foram consideradas pelos pesquisadores destes estudos como montagens, encenadas, ou substituídos por falsas (civis mortos durante as guerras civis travadas entre os comunistas chineses e nacionalistas chineses na China), cujas fotografias podem ser traçadas em livros de propaganda de guerra e nenhuma delas, segundo eles, provaria massacre de civis praticados por militares japoneses em Nanquim.20 21
O livro What War Means, considerado prova absoluta do massacre, teria sido compilado e publicado pela Divisão de Contra-Inteligência do Ministério da Informação da China e por isso não pode ser aceito como imparcial, segundo este ponto de vista.22
Provas do massacre
O livro What War Means, um dos alicerces do Massacre de Nanquim, foi editado por Harold Timperly, conselheiro do Ministério da Informação da China, que serviu de base para acusações de crimes de guerra.23
São aceitos também como provas dos massacres artigos publicados no Chicago Daily News e no New York Times. O reverendo Miner Searle Bates, que ensinava na Universidade de Nanquim e era conselheiro do Ministério da Informação da China, seria a fonte destas notícias.23

terça-feira, 17 de fevereiro de 2015

Eterna ‘Garota de Ipanema’ é musa da comemoração dos 450 anos do Rio





Heloísa Pinheiro, em sua casa de Ipanema. / DANIEL MARENCO


Helô Pinheiro, que inspirou a canção de Tom e Vinícius, relembra relação com os músicos

P. CIFUENTES Rio de Janeiro

Tom Jobim pediu sua mão em 1965, pouco antes de o namorado dela acelerar os planos de casamento para evitar riscos. A menina que aos dezessete anos havia inspirado uma das canções mais populares do século XX tinha quase vinte e estava sob os holofotes, sem querer, por causa dos olhos verdes e da silhueta que tinha deslumbrado Jobim e seu companheiro de trabalho, o poeta Vinicius de Moraes, quando fazia seu trajeto diário entre a escola e da praia. O músico e poeta, como se sabe, tinham o hábito de se reunir para beber cachaça e compor na varanda do bar Veloso, na rua Montenegro, a duas quadras da praia de Ipanema. "Eu só sabia que eles eram intelectuais e artistas, nada mais. Brincavam, assoviavam, era a época do 'fiu-fiu' ... Eu morria de vergonha ". Hoje a rua Montenegro se chama Vinicius de Moraes, cujos versos consagraram, com uma uma melodia simples e elegante, a legendária beleza feminina das praias cariocas.
Heloísa Pinheiro nasceu no Rio de Janeiro há mais de 68 anos, mas ninguém diria. Ela mora entre São Paulo e sua espaçosa casa de Ipanema. Às onze da manhã já foi ao cabeleireiro; usa um vestido azul de verão, longo e justo. "Vinicius e eu tivemos uma relação platônica (não correspondida, acrescentou depois), ele era muito carismático, mas Jobim era muito bonito e me adorava... Um dia ele me disse que seu primeiro casamento estava afundando e perguntou se eu queria casar com ele. Voltei para casa com uma sensação estranha que se confundia com a admiração que tinha por ele." O compositor de maior sucesso da música popular brasileira acabou sendo, um pouco mais tarde, seu padrinho de casamento e um amigo "da vida toda." A amizade entre as duas famílias durou até a morte do músico, em 1994, por motivos que ela diz desconhecer.
É fácil ser a 'Garota de Ipanema'? "Não muito", diz Heloísa Pinheiro às onze e meia, enquanto come um pão de queijo com refrigerante sem açúcar: "Já não sou 'garota'... No começo, a vida é uma festa, mas depois chegam a idade e as responsabilidades, as comparações... Fica difícil transmitir ao público uma energia positiva." Heloísa é musa nas comemorações dos 450 anos da 'Cidade Maravilhosa'. Estudou jornalismo e trabalhou durante décadas em redes de televisão, paixão que divide hoje com uma loja de roupas.
Sua primeira lembrança da canção que transformou sua existência para sempre é de uma tarde, enquanto passava diante do Veloso, e um fotógrafo amigo de Tom e Vinicius tirou uma foto porque havia inspirado uma canção "muito bonita" que os autores pensavam terminar na cidade serrana de Petrópolis. Muitos meses passaram, sem notícias. "Eu era modelo, mas fazia anúncios e coisas de bairro, não era como hoje...", recorda. Não era uma top-model? "Não, nem na imaginação, meus pais não deixariam". Até que "a coisa explodiu. E eu já tinha namorado." O casal anunciou oficialmente o noivado e Heloísa participou de vários concursos de beleza. Apareceu na televisão. Foi muito popular. Posou nua na edição brasileira daPlayboy. E um dia, conta, passou de morena a loira quando descobriu alguns rebeldes cabelos brancos.
Heloísa Pinheiro se arrepende de ter sido tão obediente à família quando era jovem, mas transmite uma energia típica desses anos, algumas horas antes do Carnaval do Rio (do qual participa) invadir as ruas e de ela ser homenageada pelo público. "Meu sonho é trabalhar na TV Globo", ri em um instante. "Você pode colocar isso."


O memorial invisível





Mulher em frente à tumba do seu irmão, em Arlington. / K. L. (REUTERS)

Uma seção do cemitério do Arlington concentra o maior número de militares mortos nas guerras do Afeganistão e Iraque

JOAN FAUS Arlington 

É um imponente mar de lápides brancas perfeitamente alinhadas. De longe, a seção 60 se parece com o resto do cemitério de Arlington, no subúrbio de Washington, há 150 anos o santuário em homenagem ao militarismo. Mas, de perto, a paisagem e o ambiente diferem: as lápides são mais novas, há muitas mais flores e dedicatórias, e as visitas são frequentes. A tristeza é mais recente. A seção 60 é o melhor reflexo dos traumas das duas últimas guerras dos Estados Unidos, no Afeganistão e Iraque. São pouco mais de cinco hectares de grama – o cemitério de Arlington tem 250 no total – com centenas de tumbas que representam, na ausência de que se construa um oficial, o memorial aos caídos nesses dois longos conflitos, caros e sem vitória.
Nessa zona plana no sudeste do cemitério há mais de cem fileiras com pequenas lápides retangulares. Quase mil túmulos correspondem a militares mortos que serviram no Afeganistão (uma intervenção que começou em 2001 e ainda não terminou) e Iraque (2003-2011), segundo o cômputo do veterano jornalista Robert Poole, autor de um livro sobre a seção 60. Ele calcula que esses militares componham 40% de todos os sepultados no setor. Nas duas guerras, morreram cerca de 6.800 norte-americanos – ou seja, quase um em cada seis jaz sob o bem cuidado gramado de Arlington. É omaior epicentro de lembranças das duas guerras.
A seção 60 é o melhor reflexo dos traumas das duas últimas guerras dos Estados Unidos, no Afeganistão e Iraque
Ao longe se vê o Pentágono, a sede do Departamento de Defesa, para o qual os mortos trabalhavam. E, ao redor do prédio, ficam os escritórios das empresas que fabricam os equipamentos vendidos ao Exército e usados pelos que agora estão enterrados em Arlington. A seção também é um fio de continuidade: a chamada guerra contra o terrorismo não terminou. O Exército dos EUA continua presente no Afeganistão e em junho passado se viu forçado a voltar para o Iraque por causa do crescimento do grupo jihadista Estado Islâmico. A despeito das perdas humanas, a instabilidade em ambos os países se mantém, mais de uma década depois de iniciadas as invasões.
Antes do início dos conflitos do Afeganistão e Iraque, metade da seção 60 estava vazia. Agora, está quase toda cheia. “Sempre há um enterro por dia, e às vezes quatro”, conta Israel, um guatemalteco de 28 anos que há quatro trabalha no cemitério. É a zona mais ativa de Arlington. Junto com outros cinco imigrantes latinos, ele se dedica a colocar lápides na grama. Depois de um enterro, fica uma inscrição temporária de plástico. Em duas semanas chega a lápide definitiva. Todas são da mesma altura e de pedra branca, exceto as que incluem vários corpos, que são cinzentas e mais altas e largas.
Cerca de 6.800 norte-americanos morreram nos dois conflitos
Muitos dos mortos recentes são enterrados nessa área. Por isso, nela também repousam veteranos da II Guerra Mundial e dos conflitos da Coreia e Vietnã. “Mas o que não é habitual é que tenham juntado todos os do Afeganistão e do Iraque numa mesma zona. Não acontece em nenhuma outra parte de Arlington”, diz um homem de meia idade que trabalha nos escritórios do cemitério e pede anonimato. “Acho errado, porque é festivo demais. Muita gente acha”, acrescenta, enquanto ao fundo se escutam os disparos da guarda militar de honra num enterro próximo.
Nos fins de semana, conta ele enquanto tira fotos da seção 60, chega gente para fazer piqueniques e a mães que brincam com seus filhos junto às tumbas dos seus pais. “Suponho que seja terapêutico”, argumenta. Em seu livro sobre a seção 60, subtitulado “onde a guerra volta para casa”, Poole relata vários exemplos: alguns pais brindam com uísque em frente à lápide do filho, um soldado que morreu aos 26 anos; uma viúva grávida mostra ao marido morto uma ecografia do filho que terão juntos; um menino deixa seu boletim escolar apoiado no túmulo do pai.
Sempre há um enterro por dia, às vezes quatro”, conta Israel, um guatemalteco de 28 anos
“É seu ponto de contato com as guerras do Afeganistão e Iraque, do mesmo modo que as pessoas levam coisas ao memorial do Vietnã” na esplanada do Mall, no centro de Washington, argumenta Poole em uma entrevista telefônica. Mas, na seção 60, diferentemente dos memoriais oficiais, não há muros solenes com nomes, nem grandes bandeiras norte-americanas ou chamas eternas.
Em um recente dia de semana, percebia-se um rastro próximo: túmulos com flores frescas apoiadas, fotografias dos mortos, felicitações de Natal e São Valentim, poemas e desenhos plastificados, ou pedrinhas, bottons e medalhas colocadas cuidadosamente no vértice. Todas as lápides incluem o nome do falecido, seu ano de nascimento e morte, sua patente militar e as guerras em que combateu. Algumas contêm também a universidade, condecorações ou mensagens pessoais. “Eu te amo. Sinto tua falta, meu herói”, lê-se na tumba de um soldado que morreu aos 22 anos, em 2007, no Iraque.
Muitas mortes não são de balas de um Exército inimigo mas sim de bombas improvisadas de grupos insurgentes
“É uma seção muito diferente das outras. A dor é mais recente. As emoções são mais cruas, mais próximas da superfície”, diz o jornalista. A seção 60 é também um espelho da realidade mutante das guerras: muitas mortes não são causadas pelas balas de um Exército inimigo, e sim por bombas improvisadas de grupos insurgentes, que podem destroçar corpos por completo; algumas são de soldados que se suicidaram após voltar aos EUA, vítimas de estresse pós-traumático; e há também os restos de algumas mulheres integrantes do Exército.
Outros foram surpreendidos pela morte dentro de casa. Como um jovem que esteve por um ano no Iraque e que, logo após regressar, morreu em 2013 ao ser baleado por um ladrão no seu apartamento. Sua amiga Conny, de 27 anos, que vive no sul do país e visita pela primeira vez seu túmulo na seção 60, olha a lápide fria e lhe dirige algumas palavras. “Fico feliz de que esteja enterrado perto dos seus companheiros do Exército. Sua irmandade com eles continua”, diz depois, entre lágrimas.